Hace tiempo vimos la película de Tarantino Kill Bill y quedé impactada por ella.
La película fue concebida por Tarantino como un único film de casi 250 minutos, sin embargo la productora lo obligó a partirla, creando los dos volúmenes. Un sinsentido solo justificado por la necesidad por parte de la productora de llenar sus arcas doblemente.
Kill Bill es una película de violencia extrema, es la historia de una venganza sangrienta, pero también es una historia sobre la maternidad y sobre la posibilidad/imposibilidad de cambiar radicalmente de vida.
La trama principal es bien conocida. En una pequeña iglesia de El Paso se produce una masacre el día que se está celebrando una boda, todos los allí presentes, excepto la Novia son brutalmente asesinados. Siendo este el punto de partida de la venganza de la Novia, asesina sanguinaria que va en busca de sus antiguos compañeros de organización para darles muerte, y cuyo fin último es el asesinato del jefe de la banda Bill.
Hasta aquí todo responde a un arquetipo más bien manido en la historia del cine, sin embargo la agudeza de la película no radica en el qué sino en el cómo, en la idiosincrasia de cada uno de los personajes y como el director y guionista los va desarrollando.
Tarantino hace un homenaje al Spaguetti Western, a las películas de Yacuzas, a las de Kung Fu, y al Manga, y lo mezcla con tal maestría que crea su propio estilo de hacer cine.
Si en la primera parte abundan la filosofía japonesa de la violencia, sangre por doquier, y katanas relucientes que son parte de un código de honor. La segunda gira hacia la cultura china y el Spaghetti Western, deja un poco al lado la frenética acción presente en la primera para profundizar en los personajes, llegando a crear demoledoras personalidades y convirtiéndolos en seres humanos, asesinos, pero seres humanos al fin y al cabo.
Los diálogos tarantinianos presentes sobre todo en la segunda parte derrochan ingenio, agudeza, humor… Mención especial merecen para mí dos puntos, el monólogo de Bill hablándole a La Novia sobre los superhéroes, como alegoría de la imposibilidad de ser feliz si cambia su vida. Y el momento en el la hija de ambos le cuenta a su madre como mató a su pececillo Emilio.
En este punto quiero resaltar la interpretación de los actores, sobre todo de los dos protagonistas, el omnipresente Bill (David Carradine), aunque en la primera película no aparece en ningún fotograma, y la heroína (Uma Thurman). Impresionantes ambos. Tanto que en bastantes momentos de la película me hicieron olvidar que estaba viendo una venganza para transportarme a una historia de amor, salpicada de códigos de honor que no se quebrantan, de dolor humano por la pérdida del ser querido, de la maternidad como elemento que puede llegar a cambiar el planteamiento de vida de una persona.
Fundamental es también la banda sonora, herramienta imprescindible que crea momentos de tensión y acompaña perfectamente a la acción.
En definitiva, es una película muy recomendable para todo aquel a quien no le importe ver muerte y destrucción en el cine, sangre por doquier, y escenas violentísimas en las que no hay ni un solo puñetazo. Bien por Tarantino.
Ficha técnica
Dirección: Quentin Tarantino.
País: USA.
Año: 2004.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Uma Thurman (La Novia/Mamba negra), David Carradine (Bill), Gordon Liu (Pai Mei/Johnny Mo), Daryl Hannah (Elle Driver/Serpiente de la montaña de California), Michael Madsen (Budd/Serpiente de cascabel), Lucy Liu (O-Ren Ishii / Mocasín de Agua).
Guión: Quentin Tarantino; basado en el personaje "La Novia" creado por Q & U.
Música: The RZA y Robert Rodríguez
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