Me encantan las imitaciones. Suponen un reto que hace que pueda pasarme meses dándole vueltas a una idea hasta que por fin sale algo que me gusta.
La idea de imitar ágatas viene de muy largo, es una de esas cosas que una aparca en algunas hojas de libretas perdidas por las estanterías, y que un buen día, en un ataque de limpieza compulsiva, encuentra.
Es ese momento en el que la sana labor de ordenar el taller queda aparcada sine die para encender el modo arcilla de tu cabeza. A partir de ese instante todo lo que ves, leer, miras y piensa tiene forma de ágata. Os suena, ¿verdad?
Lo que os enseño hoy es la primera versión de mis ágatas hechas con arcilla polimérica (ayer cuando terminé de fotografiar se me ocurrieron otras variaciones)
He jugado con formas que se asemejan a las geodas, colores que se presentan en la naturaleza y montajes con latón.
Roturas y craquelados, lava y texturas en en latón son algunos de los elementos más característicos.