Dicen que tengo una capacidad innata e inconmensurable para ignorar ciertas cosas que no me interesan. Ello no significa que las desconozca, simplemente me blindo ante aquello que me molesta de una u otra forma.
Pero hay veces que esa capacidad se ve sobrepasada porque el bombardeo es tan extremo que sólo un necio podría ignorarlo. Es más o menos lo que me viene ocurriendo en el último año y medio, ¡qué casualidad! coincide con el tiempo que ha transcurrido desde que tuve a Marc. Y es que salir a comprar una simple camiseta para mi hijo supone verse inmersa en un mundo de Hell-o-Kittys (permitidme el juego de palabras): vestidos, camisetas, faldas, zapatos, carteras… y no queda ahí la cosa, también nos invaden con artículos de playa, joyería, teléfonos móviles, tubos de escape, aviones, incluso he visto unas imágenes de un AK-47 de Hell-o-Kitty.
Me he visto inmersa en varias conversaciones sobre este engendro en los últimos días, incluso he tenido que aguantar que algunas personas me dijeran que estoy traumatizada porque en mi infancia no tuve a la tierna y rosada gatita conmigo. Ya sé que estoy loca, pero no es precisamente por haber elegido jugar con arcilla, correr por los montes intentando cazar conejos o preferir una tarde de lectura a jugar con la gatita en cuestión.
Pero, ¿por qué la odio? Pues fundamentalmente porque se trata de una representación diabólica del merchandising. Eso ya es razón más que suficiente, pero por si fuera poco, ¿os habéis fijado que la gatita no tiene boca? Sus creadores han impedido que pueda expresarse, sonreír o besar. Además es blanca, claro, todos sabemos que la mayoría de los gatos son blancos. Y rosa, porque va dirigida a las niñas.
¿De verdad queremos una imagen así de la mujer? Rosa, blanca, tierna y MUDA.
Yo no, yo odio a Hell-o-Kitty.
A finales de 2007, la empresa (Sanrio) comenzó a crear también productos para público masculino. En este caso la cosa (creo) que es aún peor, el lazo es azul y no rosa (como corresponde a todo producto para niño) y pusieron el texto "HELLO KITTY" en lugar de la cara...
ResponderEliminarHasta Fender creó una stratocaster hello kitty; otra razón para admirar a Gibson ;)
Justo lo que yo decía, es la imagen diabólica del merchandising.
ResponderEliminarBesos, besos, besos...
Ana.
odio hello kitty, no me gusta, igual es para niña, yo ya no soy niña, bueno hay muñequito que me gusta y no importa la edad,pero no me gusta, EN TODO MODO ES UNA GATA DEMONIACA, TAL VEZ ES DIABOLICA, COMO ALGUNOS ,SEGUN ELLOS DICEN AUNQUE NO CREO, PERO LA ODIO ESTUPIDA GATA, SOLO SE DISFRASA DE BELLEZA
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