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miércoles, 30 de junio de 2010

JOSEF ALBERS

Una clase del curso preparatorio de Josef Albers en la Bauhaus.

El pintor Hannes Beckmann describía su primer día de clase:

Recuerdo el primer día de clase como si lo estuviera viviendo: Josef Albers entró en el aula con un hatillo de periódicos bajo el brazo, que luego repartió entre los estudiantes. Después se dirigió a nosotros y dijo, más o menos:

‘Damas y caballeros: nosotros somos pobres y no ricos. No podemos permitirnos perder material ni tiempo. Tenemos que hacer de lo peor lo mejor. Cada obra de arte tiene un material de partida muy concreto, y , por eso, lo primero que tenemos que hacer es investigar cómo se ha logrado este material. A este objeto vamos a experimentar antes de nada, sin necesidad de que produzcamos algo. De momento anteponemos la destreza a la belleza. La prodigalidad de la forma depende del material con que trabajemos. Recuerden que a menudo se consigue más con el menor esfuerzo. Este estudio deberá motivar a pensar constructivamente. ¿Me han comprendido? Quiero que ahora tomen los periódicos que han recibido, y que hagan de ellos más de lo que por el momento son. También quiero que respeten el material, que lo usen adecuadamente y sean conscientes de sus cualidades. Si pueden arreglárselas sin otros medios, cuchillos, tijeras o cola, tanto mejor. ¡Qué se diviertan!’

Pasadas unas horas regresó al aula y nos hizo extender los resultados de nuestros esfuerzos en el suelo. Había máscaras, barcas, castillos, aviones, animales y diversas figuritas ingeniosamente discurridas, El calificativo que nuestras creaciones merecieron fue ‘cosas de parvulitos’. Albers opinaba que para esas composiciones había materiales más adecuados. Luego señaló una composición extremadamente simple; un joven arquitecto húngaro la había realizado. No había hecho otra cosa que doblar el periódico a lo largo de tal modo, que se sostenía en pie como un ala.

Ahora nos explicaba Josef Albers que bien había sido entendida la naturaleza del material tan blando en rígido, tan rígido, que podía sostenerse sobre su parte más delgada –sobre el canto-. Continuó explicándonos que un periódico sobre la mesa tiene solamente un lado activamente visual, el resto queda oculto. Si el periódico está en pie, entonces es activamente visual por los dos lados. Con ello pierde el papel su aburrido aspecto exterior, su cansancio. El curso preparatorio era como una terapia de grupo.
A través de la comparación de todas las soluciones halladas por los demás estudiantes, aprendíamos con rapidez a encontrar la solución más deseable de una tarea. Y aprendíamos a criticarnos a nosotros mismos; eso era más importante que criticar a los demás. Esta especie de lavado de cerebro por el que pasábamos en el curso preparatorio nos llevaba, sin lugar a duda, a pensar con claridad.
Título: Bauhaus1919 – 1933 (Bauhaus Archiv)
Autora: Magdalena Droste
Editorial: Taschen

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