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jueves, 22 de septiembre de 2011

PARA MARÍA, CUANDO LLEGUE - NACHO ARTACHO



Ésta es pa mi María,
por si un día se le ocurre
dejar de ser semilla
y salir un rato a estirar las piernas.

Y, si no se le ocurre,
si hay huelga de cigüeñas,
contrataré un levante
pa que le lleve estas cuatro letras.

Ésta es pa mi María,
que va a romper el agua,
que va a ponerse un grito
en mitad de la boca y, paso a pasito, pasito a paso,
se va a ir bajando de unas caderas;
que cabrá en una mano
(si me apuras, en media),
que vendrá oliendo a madre
y oliendo a madre se irá a la tierra.

Pa que corra y se caiga,
y se llene de acera,
pa que apriete los dientes
y le crezcan flores bajo la lengua.

Pa que tenga una fuente
a la que retirarse
cuando Abel y Caín elijan su cuerpo pa pelearse,
cuando al miedo le dé por sacar al perro de madrugada.

Cuando se llague por dentro,
se me pondrá de pie con la carne en alto
y llena de trigo.
Duerme, mi niña, ya te has dormido.
Y serás pan abierto, pan de combate,
pan con lo puesto, cachorro mío.

Ésta es pa mi María,
pa que se salga al patio
y cuelgue las palabras como macetas por las paredes;
pa que se encale entera
y acostumbre a su frente
a llenarse de callos, bajarse al centro y enfrutecerse.
Pa que corra y se caiga,
y de acera se llene,
pa que apriete la boca y le crezcan flores
entre los dientes.

Pa que venga y se vaya
con su paz bajo el brazo,
pa que yendo y viniendo, ay, titirimundi,
haga un tres por cuatro;
pa' que se abra una plaza sobre los hombros y cada tarde
se siente junto a otros hombres,
y le vayan pegando a cada silencio una caladita.

Duerme, mi niña, ya estás dormida.
Dios te salve, María de la batalla,
de tanto pozo lleno de oscuro, mi tortolica

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