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jueves, 31 de marzo de 2011

DEMOCRACIA - SARAMAGO

En la falsa democracia mundial, el ciudadano está a la deriva, sin tener la oportunidad de intervenir políticamente y cambiar el mundo. En la actualidad, somos seres impotentes ante instituciones democráticas a las que ni siquiera conseguimos acercarnos.
El gran mal que puede suceder a las democracias -y creo que todas ellas lo sufren en mayor o menor grado- es vivir de la apariencia. Es decir, mientras funcionem los partidos, la libertad de expresión en su sentido más directo e inmediato, el Gobierno, los tribunales, la jefatura de Estado, mientras parezca que todo esto funciona con armonía y haya elecciones y todo el mondo vote, la gente se preocupa poco por los procedimientos gravemente antidemocráticos.

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